Quisiera escribir una carta a mis viejos amores, porque al final tenían razón, como al principio. Porque el amor no dura lo que dura la vida, porque la vida dura un poco más de un instante. Han hecho muy bien en seguir de viaje, con puerta o sin puerta en poder olvidar, lo que yo nunca olvido, son esos momentos las cicatrices que suelen doler en días de humedad. Quisiera escribir una carta a mis padres, aunque ya no los recuerdo, para marcar con un metro la distancia de tiempo entre el hoy, el ayer y el más allá. Para decirles que no los culpo de nada, ni de lo malo ni de lo bueno, que los quiero mucho, porque me han hecho y yo he hecho de los míos. Porque ya nada pueden hacer para acompañarme en este camino. Han de quedar atrás, como los nidos de los pájaros al emigrar. Quisiera escribir a mis hijos, pero me dá mucho miedo, porque con cada carta viaja siempre una despedida. Por eso solo los beso y los admiro, los extraño incluso cuando están conmigo. Los amo. Quisiera