Entradas

Mostrando las entradas de abril, 2015

Fantasma.

Hubo una época donde estabas viva cuando te comías las uñas, cuando te mordías los labios cuando tu sonrisa era tan intensa como tus lágrimas cuando tus ojos se abrían bien grandes al verme. Mi tacto erizaba tu piel, te estremecía hacer el amor era hacer el amor tus sentidos sin órbita se perdían con los míos nos abandonábamos, después, para irnos juntos a ninguna parte. Ahora sos un fantasma, sin tiempo, pero sin dudas nocturno que me invade de alegría en medio de un sueño que me deja en la mañana, que no deja nada, supongo que hay algo de venganza, o justicia, sin dudas peno. Pero con cada encuentro, con cada abrazo, cada nueva sonrisa se van perdiendo los besos, los amores, las pasiones se escapan, ya no hay deseo, no ese deseo que nos fundía cuando estabas viva ya no hay sinceras caricias, ni miedos, solo asentimiento. Sin embargo, la mañana no me agrada despues de tus visitas ni los otros seres vivos, nada es especial,  nada es distinto todo se parece a todo, s

ahí está el mundo.

Imagen
there´s the world by Emilia Baccaro

La locura

No se puede jugar a medias Si se juega, se juega a fondo para jugar hay que apasionarse para apasionarse hay que salir del mundo de lo concreto salir del mundo de lo concreto es incursionar en el mundo de la locura del mundo de la locura hay que aprender a entrar y salir sin meterse en la locura no hay creatividad sin creatividad uno se burocratiza se torna hombre concreto repite palabras de otro. Eduardo Pavlovsky https://baccaroblog.wordpress.com/
"Nunca te voy a olvidar- dijo con besos,café y tostadas en la cama- siempre te voy a amar. Sentí ternura por la inocencia de aquellos ojos que me miraban emocionados y convencidos de las palabras que sus respectivos labios pronunciaban en perfecto castellano". Aldo Baccaro

La no formula para ser feliz de Roberto Arlt

E sta no es una fórmula para vivir feliz; creo que no, pero sí lo es para tener fuerzas y examinar el contenido de la vida, cuyas apariencias nos marean y engañan de continuo. No mire lo que hagan los demás. No se le importe un pepino de lo que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces. Fuerte a pesar de todo y contra todos. No importe que la pena lo haga dar de cabeza contra una pared, interróguese siempre, en el peor minuto de su vida, lo siguiente: “¿Soy sincero conmigo mismo?” Y si el corazón le dice que sí, y tiene que tirarse a un pozo, tírese con confianza. Siendo sincero no se va a matar, porque no se puede matar. La vida, la misteriosa vida que rige nuestra existencia impedirá que usted se mate tirándose al pozo. [...] Me dirá usted: “¿Y si los otros no comprenden que soy sincero?” ¡Qué le importa a usted d