Con el correr de los días, que no son mas que los mismos días, saludando la bandera. Saludo uno, saludo dos, rindiendo pleitesía a los auto coronados, ustedes rindiendo; y yo, que quería escapar a la mediocridad, terminé siendo un pobre infeliz. Llegué hasta acá, hasta aquí, hasta este lugar. Ahora no sé volver atrás, tampoco sé si quiero, si debo, creo que me perdí… porque, lo cierto es, que tampoco sé como continuar. O si... Algún tiempo atrás, deja vu forzado, escrubí esto en una carrera que, como avalancha, me hizo caer al vacío sin darme cuenta; entonces, mirá vos las vueltas de la vida- frase cursi pero indicada- este momento es hospedaje del recuerdo inútil, melancólico, de los sueños postergados, aplastados, ocultados, olvidados por el miedo a la verdad. La verdad sobre los sueños que se esconden en la censura de los falsos imposibles es… que por lo general, estos son posibles de realizar. Y somos nosotros mismos, en el albergue de la mediocridad, que le ponemos trabas, le inve