La Sed De Matar
Como muchas adicciones, la abstinencia de matar se lleva mejor cuando uno está entretenido. Los días monótonos, seguidos por noches monótonas, son propicios, sobre todo propicias las noches para que la bestia salga a acampar, prenda el fuego, cace una victima y la ponga a asar. Últimamente estoy teniendo muchos de esos días, seguidos por muchas de esas noches. Temo que es hora de regresar a los viejos hábitos. Hace unos años que me despojé de ciertos contactos, de ciertas compañías, de ciertas excusas y todas las causas que pudieran justificar una muerte casi necesaria. Si salgo a matar esta noche sería la primera vez donde lo haga premeditadamente como quién dice por deporte. Lo digo sin rodeos, tengo ganas de matar. No es que esté enojado, no es uno de esos días “de furia”. Es solo el hastío de una vida normal, casi normal. Esta vida a la que me he entregado hace algún tiempo solo por probarme a mi mismo que podía hacerlo, pero no puedo, creo que no puedo, no sin mis licencias, una