#ROME 9 de agosto de 1999, Roma, Italia . Se oyó un grito que provenía del firmamento. Un joven se armó de valor y esperanza. Provisto de fuerza y coraje se enfrentó a la vida; ella lo esperaba. La muerte observó el combate en silencio, pudo haber participado si así lo hubiera querido, pero fue tan bello el combate entre el joven y la vida, que prefirió esperarlo y agarrarlo una vez cansado. El joven mientras luchaba con la vida se perdió, nunca más volvió, la muerte le sigue esperando. Apagué el televisor. La desaté con cuidado y quité su mordaza. No me costó mucho convencerla, estaba aterrada y aparentemente sin nadie a quién recurrir. Me resultaba difícil de creer que tras diez años en aquella ciudad no tuviera a nadie. Pero claro que su profesión no era una que atrajera muchas amistades. ¿Algún cliente? Nada… ¿Por qué alguien querría matarla? No soy de tomar prisioneros, me pagan por matar sin hacer preguntas. Había algo que no me cerraba. Ya por esos años no cobraba b