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Mostrando las entradas de octubre, 2017

A veces no tengo ganas de escribir…

A veces no tengo ganas de escribir, no tengo ganas de escribirte; porque todas las palabras que lanzo al espacio son para vos y están perdidas. Chorrito de aceite en la quemadita de la abuela, ajo, cebollita cortada (no picada) , a dorarse. Mientras echo el agua, separo los ravioles con un poco de harina adicional, sal, pimienta, gotitas de vinagre de alcohol (hace que no se peque nada dentro del agua). En la sartén vendrán los tomates peritas, el morrón, medio caldito (la otra mitad va al agua), perejil, otra pizca de pimienta, dos hojas de laurel y lo que quiera mi olfato y mi mano que vaya a parar a la sartén de todos esos especieros que en filita alguna vez acomodé en un estante. Finito. revolver para un lado 1, revolver para el otro 2. Sirvo hasta la mitad la copa de vino. Creí que tenía tantas ganas de escribir, de darle alguna forma a las cosas, de encerrarme, oscurecer y volver a iluminarme. De un lado de la compu están los ravioles con salsa. Del otro lado de la comp