¿Vivir solo cuesta vida?

Vivimos un mundo globalizado... o al menos eso se dice, aunque no estoy seguro de entender bien cómo funciona eso de la globalización. ¿Quién consume a quién? Todo está en venta, nosotros también. 

Un mundo proletario, lo que no sería tan malo de no ser por los muchos puntos ciegos, sostenido por el consumo, por el consumo sin más. Hormigas a merced de las compañías de servicio, va quedando poco lugar para las almas autónomas. ¿Acaso no se ha definido al mismísimo estado moderno como una compañía de servicios?

¿Quiénes son los "dueños" de este sistema? Si era la meca de la civilización la libertad de la explotación del hombre por el hombre esta sin dudas es la época que dista mucho de ser aquella donde eso sea realidad. ¿Quiénes son los hombres que explotan a los hombres? 

Un día colgué en la puerta de mi bar un cartel que decía “acá podés practicar chat interactivo en vivo y en directo con otras personas y al mismo tiempo”, realmente no tuvo mucho éxito, pero a la gente le resultó gracioso. A los días lo saqué, a mi no me resultaba gracioso. Todas las noches recibo grupos de jóvenes, que se sientan juntos, que comparten tal vez el costo de una cerveza, pero a los que les resulta imposible hablar entre ellos. Todos adictos a charlar vía celular chat con personas que están en otro lado haciendo exactamente lo mismo. Sin embargo, si hay una compañía de la cual nos quejamos los argentinos es la prestadora de telefonía celular, sea cual sea. Y si, es cierto que del servicio que prometen y por el que cobran al que brindan hay otro millar de kilómetros de distancia.

Voy a tomar un caso a modo de ejemplo, pero dudo que sea diferente a muchos varios que pudiera traer a la presente. Es el caso de Arnet, la empresa de Internet de Telecom. Hace unos días me llama mi tía de 76 años, estaba sin internet desde hacía 10 días, había llamado a la empresa y luego de muchos- muchísimos- minutos de espera la había atendido un muchacho de nacionalidad extranjera. “al igual que en movistar”- pensé, recordando al mismo tiempo haber trabajado para un call center de Buenos Aires cuyos empleados, fingiendo estar radicados en Sevilla, atendían usuarios españoles por un cuarto del salario de los empleados de aquel país. La cuestión es que luego de un interrogatorio que no supo responder con convicciones, el empleado terminó mofándose de ella por no saber de redes o computación y le indicó que pidiera la ayuda de algún joven de la familia y volviera a llamar. No sé ya si “joven” me describe, pero allí fui en su socorro. 30 minutos tardaron en atendernos, 30- treinta- minutos. Me atendió una muchacha venezolana- atender es una forma de decir, ya que jamás me prestó atención. Cuando quise darme cuenta estaba trabajando gratis para el servicio técnico de Arnet, bajo las órdenes de “Tatiana”, quién leía paso por paso las directivas desde un monitor y no había otra opción. Al no encontrar solución, le pedí que dejara asentado el reclamo y que enviasen a una persona capacitada del servicio técnico. No solo no tomó mi reclamo, sino que me solicitó que desenchufara todos los equipos de l linea de teléfono- inclusive desde el cual hablaba- y volviera a llamar una vez los haya re conectado en caso de no solucionar el conflicto. Claro que no se solucionó. Tampoco atendió nadie cuando volví  llamar.


El siguiente paso fue dar de baja el servicio, ya que Arnet no lo estaba prestando correctamente. Llamamos a todos los teléfonos de Arnet y Telecom disponibles para atención al cliente o lo que fuera, varias veces nos comunicaron con el sector a cargo de la gestión, este sector nunca atendió.

-         Dejo de pagar y listo- comentó mi tía- lo cortan por falta de pago.

Error, te cortan por falta de pago unos días, también te cortan el teléfono, a ver si escatimás y pagás todo más el “costo de re conexión”. Luego, si no pagas, te re conectan todo nuevamente y te envían una nueva factura incluyendo el período donde por “falta de pago” no te brindaron el servicio- más intereses- y así varias veces. Luego, si te mantenés firme, informan al “Veraz”, por lo que hasta que no pagues no podrás sacar ningún tipo de crédito, serás menos confiable para trabajar en cualquier compañía de servicios, quedará asentado el precedente, etc etc etc. Y te seguirán cobrando por un servicio que no te prestan- igual que antes- pero esta vez por culpa tuya- fata de pago- por lo que ellos siguen “cumpliendo el contrato”. Terrible.

Entonces recordé que el gobierno había lanzado una campaña con una nueva ley de defensa al consumidor, incluía un “0800”. ¿Adivinen qué? Luego de 20 minutos me atendió una chica… “no podemos hacer nada, usted al contratar una promo firmó un acurdo de partes”.

¿A alguien más le pasó? Claro que si. ¿Solución? Pagar. Pagar y que no te importe. “Pagar es más barato”, cuesta menos mala sangre. ¿Si no puedo pagar? Quedás fuera del sistema, o por lo menos no amparado por el mismo. ¿Quién es el dueño de Telecom? ¿Quiénes son los gerentes que estudian en Harvard cómo cagar a la gente y eso los hace superiores al usuario? ¿Son ellos los dueños? ¿Se quedan sin trabajo cuando no logran los estándares de “que no te importe la gente” que exige el mercado? ¿Quién impone o dicta esos estándares?

La verdad es que para ser periodista y estar escribiendo un artículo sobre el tema, tengo más preguntas que respuestas. Y las últimas: ¿No estás cansado de que te coja el sistema? ¿Por qué terminás contribuyendo a que el sistema cague a otras personas? ¿No seremos nosotros quiénes al final estamos detrás de este sistema? ¿Qué carajo es el sistema? ¿Es el modelo? ¿Es el proyecto? ¿Es parte del estado o está contra él? Como dije, demasiadas preguntas a la hora de querer darles una respuesta.

Sin embargo está bueno reflexionar, está bueno preguntar y no hay más peso en la búsqueda de respuestas que el hacerlo todos juntos. Cada uno tiene un granito de arena en sus manos no lo escatimemos.


Aldo Baccaro. 

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