La vida se añeja y la queja que aqueja.

La vida, a veces, se torna oscura en los momentos que deberíamos vivir a pleno; nos deja afuera de la realidad, nos deja afuera de nuestros sueños. Un día, que llega como tantos, ya es demasiado tarde para volver y puede, cuando se haga la luz, que el corazón ya esté viejo para sentir su calor. Si ya no sabe lo que es el amor y tampoco podría descibirlo, ya no se lo imagina, ya tan solo lo margina. Lo vá reprimiendo como un lejano recuerdo; eso que solía dolerle en las noches de insomnio, eso que ya pasó hace ya tanto tiempo.

Entonces los días se suceden unos tras otros, algunos molestan, otros menos. Y puede que vaya de tanto en tanto al médico, por algo que aqueja y se manifiesta, en la vista cansada, en dolor de cabeza, en falta de ganas y, de vez en cuando, dolor de panza. Pero nada llama mas la atención de aquel mundo que alguna vez soñó, que quizás un día empezó a vivir, pero que ya olvidó, como se olvida algo al punto de olvidar que se olvidó... otra vez esa maldita migrania.

la vida, como la vista, se empieza a nublar con el tiempo. Se hace borrosa, mas que confusa, difusa. Se agreta, se avinagra, un poco de azúcar parece el palacio de la felicidad y el templo: un beso bajo una noche estrellada. Pero, en la intermitencia de la reminicencia solo queda lugar para el olvido, ese que cura, ese que mata. Ese que nunca pudo ser un amor de verano, para poder vivirlo lleno y dejar recordarlo.

Vivir se hace cada vez mas caro y la vida cada vez cuesta menos, díficil la moraleja y fácil la realidad, la vida se vende cada vez que se compra y nunca jamás se ha de poder volverla a comprar. Como en un naufragio ve morir a los suyos, aferrada a una rama piensa en cuanto podrá aguantar... mientras el agua la lleva se pregunta si vale la pena. Un día se despierta y al abrir los ojos no sabe donde está, al mirar al espejo no encuentra su reflejo, pero sabe que nunca ha de volver a mirar de la misma manera que miró la primera vez. Ajustando el paso, saldrá a la calle una vez mas.

Aldo Baccaro

Comentarios

Claudia dijo…
hola...

aqui tmbn te paso a dejar un comentario... muy cierto loq dices...

cuidat!!

aioz!
Lei Orsaria dijo…
Demasiado 30 años... usted lo ha dicho. Saludos Lic, debemos empezar a sangrar tinta para dejar la vida impresa nomás...
Anónimo dijo…
a los 30 ya se añeja? que nos queda?
Muy bueno lo que quisiste transmitir
Besotes

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