La persona que no amas no puede lastimarte.

Con el café de la tarde pienso, me doy cuenta, de que todo lo que a tu persona refiere suena en tiempo pasado. Y sé que te perdí, pero también sé que me perdiste, y la lástima todavía aflora en la tristeza de ver un velero partir desde el ancho río para jamás volver. Anhelos, si, de abrazarte alguna vez, pero nada podría volver a lastimarme tanto como volver a sentir tu piel tan cerca en un abrazo. Nunca fuiste real. El deseo más profundo es olvidarte, olvidarte por completo; como espero puedas hacer con todos mis recuerdos. Saber, a ciencia cierta, que nunca existimos, cada vez que suene por ahí un nombre parecido, o alguna imagen nos cause un deja vu que no podremos develar. 

Conquistaremos refugio en otros besos, otros brazos, otros cuerpos, menos agresivos, mas solidarios, cómodos y cálidos. La persona que no amas no puede hacerte daño. Quiera Diós o el destino, si es que alguno de estos existe, que no encuentres en la soledad refugio alguno; porque esta no es compañía digna para un alma que alguna vez amó. Y me gustaría creer, dos minutos antes de olvidarte, que eso que hicimos tan mal nunca provino de otro verbo ni otro sustantivo. 

El alma sabe que debe morir fría. Será largo el proceso de enfriarla, tan largo como el camino que aun me queda en la vida. Tan fría, como la taza de café de esta tarde que olvidé de tomar mientras escribía. 

Aldo Baccaro.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Mas allá de la frontera del sol

Itau- Movistar Master Card curro

10 años