detrás de las espinas.


Ella era una rosa de espinas enormes
raro, porque nunca le gustaron las rosas con espinas.
Quizás nunca le gustó la competencia
en el juego de la histeria versus la pasión,
pero yo que siempre fui un descontrolado
me desboqué tras ella en el amor.
Y hoy dejo que el tiempo cicatrice
las heridas que me causó jugar con fuego
en el anhelo de sus besos
voy abandonando la ilusión.
No seré, nunca salí ileso de este juego
pero lo jugué y perdí contra una cruel retirada,
puedo ver las mentiras repetidas
una y otra vez, una y otra vez
y me cansé, de esperar lo razonable
Si al fin y al cabo soy un loco de remate.
Alzo mi copa en esta noche,
para brindar conmigo mismo
por las espinas con pétalos de rosa
que tanto me enamoran
para seguir viviendo a pesar de eso.

Aldo Baccaro.

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