Entendiendo.


Una de las cosas que aprendí como padre es entender lo mucho que debió quererme mi madre para ofuscarse cada vez que me fué mal y no hacer nada por impedirlo. 

Saber perdonar, cada vez que lo intentó, que la rechace y dejar que me equivoque nuevamente. Sin embargo, cada día que pasa, el desgaste de los años, el que nos vayamos de las manos y que la frustración sume uno mas varios... el amor es cada vez más intenso. Por eso, al reconocer que difícilmente se aprenda a ser hijo, sé que ser padre es un arte basado en un acto de amor y no una ciencia, del que uno nunca aprende sino que solo lo vive, que disfruta o se ofusca, como quién ríe o llora, y en el que uno, yo, vos, nosotros, nadie y todos, no tiene vara para medirse que no sea la de abrazarse. (AJB)



Gracias Mamá. 



Aldo.

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