EL INMORTAL 5
RELATOS DE UN INMORTAL:
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El inmortal es el que traspasa los límites de la muerte, puede ser no- vivo, puede ser no- muerto.
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Parte 1
webcap5
(viene del 4)
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‘’O en la escuela me enseñaron mal, o el mundo se ha equivocado.’’
... Estaba en séptimo grado de la Escuela primaria. Se escuchaban palabras como libertad, justicia, igualdad, verdad, valor, honor, compañerismo; y, mientras hablaban de esta última, sin perder de vista las demás, prometían suspender a todo el curso si no decíamos ¡quién o quiénes! habían escupido el pizarrón. Yo quería ser abogado o militar, no es que tuviese aires de ortiva sino que de alguna u otra forma siempre quise hacer justicia.
Me habían cambiado de escuela, siempre por mala conducta. Estaba en sexto grado, aunque sexto y séptimo grado conforman la misma historia dentro de la historia de mi vida, es como si hubiesen sido un solo año. Me había tirado a descansar en el patio cuando uno de mis nuevos compañeros tropezó con mis pies estirados, me insultó y exigió que le pidiera disculpas, no lo hice, que le pidiera disculpas de rodilla; me paré; los demás compañeros le dijeron que se quitara los anteojos pero no hizo caso, según él yo era un nene de mama que miraba dibujitos; me encantaban los dibujitos, le pedí que se sacara los anteojos; no hizo caso y le estampé un bife a mano abierta, los anteojos se le descolocaron incrustándose una de las patillas bajo la oreja y lastimándose la nariz con las apoyaderas. Los compañeros gritaban y festejaban mientras el compañerito malo se arrodillaba de dolor y lloraba; de pronto vi como un aura se destacaba de la multitud y envolvía a una hermosa nena rubia: Julieta. Mi primer amor. O mi amor infantil... depende lo viejo que sean.
De allí nace una historia de amor no sé si infantil pero si inocente. Flores, mas trompadas, los primeros poemas de amor y una canción desesperada (como Neruda). Un beso apasionado bajo una noche estrellada, sueños, ilusión, color. Aun siendo joven me permito decir: ¡Cómo pasó el tiempo!
Julieta, cuanto la amaba, la amé como por tres años (recuerden tres años para un niño de once a trece puede ser sinónimo de eternidad) , la sufrí, la lloré. Quién iba a pensar que con los años extrañaría mas a Vanesa- la atorranta del barrio con la que debute y me inicie sexualmente- que a aquel profundo amor. Que bien que me vendrían ahora un par de sesiones con Vanesa...
Alguna vez leí en un sobre de azúcar...
... Pero tuve miedo
de amar con locura,
de abrir mis heridas,
que aun suelen sangrar.
Y no obstante toda mi sed de ternura,
Cerrando los ojos, la deje pasar...
...Empecé a plantearme el tema de los sentimientos, hablo de los sentimientos anímicos; aunque pueda que tengan un principio químico, por lo tanto biológico, no voy a entrar en ese tema. Parece ser que dos cualidades importantes separan al hombre del resto animal: Los sentimientos (afecto, amor, etc.) y la inteligencia.
¿Qué es el sentir? Yo guardo afectos por mis amigos, mi familia... Mis seres queridos. Sin embargo el hombre deja a su familia para hacer una nueva y propia. Por un mejor trabajo abandona su casa y sus afectos, aun cuando esta mejoría se deba únicamente a razones económicas. Entonces ¿De que se trata el afecto? Pareciera que el sentir también está sujeto a intereses personales. Cuando estaba en Francia sentía afecto por amigos con los cuales hoy en día no tengo el menor contacto. Ni el sexo ni el amor se complementan totalmente, hay algo que aunque no nos guste domina al resto: La Cabeza. El problema está en que la cabeza no obre por si sola sin siquiera avisar, sino de dominar la mente, para luego dominar las sensaciones. Para esto hay que empezar a comprender los tejes y manejes de ese mecanismo automático mental que los psicoanalistas llaman Inconsciente. Una vez que comprendemos el comportamiento (parcial) del inconsciente, empezamos a analizar las cosas desde una doble perspectiva. Esto último no lo hace más fácil, puesto que el inconsciente nos querrá seguir engañando y muchas veces nos hacemos de falsas perspectivas por el solo arte de falsear la primera en una retórica inútil. No, no me animaría a decir que uno puede tener dominio mental de los afectos, aunque me gustaría tenerlo...
... Estaba en séptimo grado de la Escuela primaria. Se escuchaban palabras como libertad, justicia, igualdad, verdad, valor, honor, compañerismo; y, mientras hablaban de esta última, sin perder de vista las demás, prometían suspender a todo el curso si no decíamos ¡quién o quiénes! habían escupido el pizarrón. Yo quería ser abogado o militar, no es que tuviese aires de ortiva sino que de alguna u otra forma siempre quise hacer justicia.
Me habían cambiado de escuela, siempre por mala conducta. Estaba en sexto grado, aunque sexto y séptimo grado conforman la misma historia dentro de la historia de mi vida, es como si hubiesen sido un solo año. Me había tirado a descansar en el patio cuando uno de mis nuevos compañeros tropezó con mis pies estirados, me insultó y exigió que le pidiera disculpas, no lo hice, que le pidiera disculpas de rodilla; me paré; los demás compañeros le dijeron que se quitara los anteojos pero no hizo caso, según él yo era un nene de mama que miraba dibujitos; me encantaban los dibujitos, le pedí que se sacara los anteojos; no hizo caso y le estampé un bife a mano abierta, los anteojos se le descolocaron incrustándose una de las patillas bajo la oreja y lastimándose la nariz con las apoyaderas. Los compañeros gritaban y festejaban mientras el compañerito malo se arrodillaba de dolor y lloraba; de pronto vi como un aura se destacaba de la multitud y envolvía a una hermosa nena rubia: Julieta. Mi primer amor. O mi amor infantil... depende lo viejo que sean.
De allí nace una historia de amor no sé si infantil pero si inocente. Flores, mas trompadas, los primeros poemas de amor y una canción desesperada (como Neruda). Un beso apasionado bajo una noche estrellada, sueños, ilusión, color. Aun siendo joven me permito decir: ¡Cómo pasó el tiempo!
Julieta, cuanto la amaba, la amé como por tres años (recuerden tres años para un niño de once a trece puede ser sinónimo de eternidad) , la sufrí, la lloré. Quién iba a pensar que con los años extrañaría mas a Vanesa- la atorranta del barrio con la que debute y me inicie sexualmente- que a aquel profundo amor. Que bien que me vendrían ahora un par de sesiones con Vanesa...
Alguna vez leí en un sobre de azúcar...
... Pero tuve miedo
de amar con locura,
de abrir mis heridas,
que aun suelen sangrar.
Y no obstante toda mi sed de ternura,
Cerrando los ojos, la deje pasar...
...Empecé a plantearme el tema de los sentimientos, hablo de los sentimientos anímicos; aunque pueda que tengan un principio químico, por lo tanto biológico, no voy a entrar en ese tema. Parece ser que dos cualidades importantes separan al hombre del resto animal: Los sentimientos (afecto, amor, etc.) y la inteligencia.
¿Qué es el sentir? Yo guardo afectos por mis amigos, mi familia... Mis seres queridos. Sin embargo el hombre deja a su familia para hacer una nueva y propia. Por un mejor trabajo abandona su casa y sus afectos, aun cuando esta mejoría se deba únicamente a razones económicas. Entonces ¿De que se trata el afecto? Pareciera que el sentir también está sujeto a intereses personales. Cuando estaba en Francia sentía afecto por amigos con los cuales hoy en día no tengo el menor contacto. Ni el sexo ni el amor se complementan totalmente, hay algo que aunque no nos guste domina al resto: La Cabeza. El problema está en que la cabeza no obre por si sola sin siquiera avisar, sino de dominar la mente, para luego dominar las sensaciones. Para esto hay que empezar a comprender los tejes y manejes de ese mecanismo automático mental que los psicoanalistas llaman Inconsciente. Una vez que comprendemos el comportamiento (parcial) del inconsciente, empezamos a analizar las cosas desde una doble perspectiva. Esto último no lo hace más fácil, puesto que el inconsciente nos querrá seguir engañando y muchas veces nos hacemos de falsas perspectivas por el solo arte de falsear la primera en una retórica inútil. No, no me animaría a decir que uno puede tener dominio mental de los afectos, aunque me gustaría tenerlo...
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