sus ojos

Sus ojos aparecieron en medio de la noche
Angelicales pero feroces, voraces, sin pedir permiso.
En medio del humo y el dolor de una batalla todavía inconclusa
Podrían hacer ceder mis brazos ante mi propia espada.
Sin embargo cautivo me dejé llevar y me llevaron
Hacia una calidez tan infinita como momentánea.

Como quién busca perderse quise extraviarme
no llegué a destino y volví a encontrarme
no es fácil perderse en estos caminos por transitados
no es fácil encontrarse tampoco, por conocido.
Nunca será fácil amar y menos ser amado
no es fácil volver, no es fácil empezar de nuevo.

La batalla es perdida, como la causa
de esas donde siempre perderán ambas partes.
Pero esos ojos de tormenta dan más miedo
por ser nuevos, por ser muy vivos, por estar al acecho. Por ser bonitos.
Pudiera dejarme llevar a volar, los pies ceden al deseo
Pero mi armadura de hierro esta más pesada que nunca
Y aunque ellos lograran liberarme de sus ataduras
No será hoy, no será mañana. Solo habrá duda
Algo me dice que esos ojos no esperarán más de dos lunas.

La calma se hace presente en la quietud de la noche
Los ojos se apagan o tan solo desaparecen
Entonces un sueño también podría presentarse
Que aparezcan junto al sol del nuevo día, que vuelvan al alba.
Dos ojos me distrajeron de esta feroz batalla
Y hubiera cedido mi espada por seguirlos
Pero mientras por momentos titilan a lo lejos
La niebla se hace espesa y solo puedo ver el suelo.
Ese suelo que se pisa casi sin querer
Suelo y campo de batalla que esos ojos no pueden ver
Batalla que debe concluir para que los pueda contemplar
Para poder poseer lo que haya tras ellos
Para dejar que me posean, no para volver a ver,
Es posible que me dejen ciego, sino…
para volver a creer en la ceguera.

A.J. Baccaro
Abril 2008 Buenos Aires

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