Juan RocK, un tipo de pocas pulgas.

La vida se puede tornar muy compleja, demasiado. Debería ser simple, supongo, pero créanme... se me complicó. Podría haber llegado a ser un tipo normal, estuve muy cerca. También hubiese podido terminar convertido en un drogadicto, pude haber sido homosexual, lamentablemente no lo soy. Mi adolescencia fue muy rara y ahora se supone que debería ser adulto, pero no pude, ya no puedo. Fui a la universidad, me recibí de Sociologo y hasta ejercí por algún tiempo. Viaje por varias partes del mundo, antes y después de ser lo que soy. Tampoco me levanté una mañana y decidí ser así, tan solo sucedió. Soy el que recorre los caminos en busca de un amor, en busca de un mundo mejor; soy el que alguna vez quiso ser estrella de rock; soy poeta, soy un artista; pero me he convertido en artesano de la fe, porque si creen en dios... creen en el diablo y, créanme, casi todas las cosas que se dicen de él... yo ya las hice. Soy un buen tipo, a veces, soy también el peor tipo de todos, pero nunca maté un amigo, ni a mi propia mujer. Nunca estafé a nadie aunque, solo algunas veces, engañé. No sé si pude haber llegado a ser Presidente, pero si sé que a uno lo asesiné con mis manos. Lo que hacía por deporte, ahora lo convertí en mi profesión, pero tampoco es que lo haga por dinero, lo cierto es que me causa placer. Estuve casado y me separé, cuando me separé ya no era mi mujer... así soy yo, tan solo un artista errático de la vida, un admirador de la mujer, de la amistad, del culto al buen comer, al buen vino, a los buenos polvos y a los autos deportivos de la BMW. De nacionalidad, soy argentino, pero aunque me costó muchísimo, aprendí a hablar en varios idiomas y al revés en dos o tres. Me gusta la montaña y también el mar, a esos lugares voy cuando me tengo que refugiar. Pero basta de discursos baratos, aunque noten mi soberbia, soy en realidad un tipo humilde, no me gusta alardear antes de la cuenta... porque he sabido también terminar muy mal.


Capitulo 1
“Día de Furia”

¿Han visto la película “Un día de Furia”? Cada vez que la veo me siento identificado. Recuerdo que la primera vez que la vi, quise salir corriendo a destrozar media ciudad. Bueno, para cortar la cháchara, la historia de mi vida podría ser la segunda parte de aquella película.
No me gusta andar con muchas vueltas, cuando trabajaba de periodista, decían que escribía para “lectura veloz”, por la falta de adjetivos y comentarios adicionales. Si es usted un tipo, o una tipa, gustoso, gustosa, de leer...“el techo de la habitación pedía a gritos una mano de pintura y las paredes parecían desvanecerse”... mejor consígase otro libro. En este relato autobiográfico solo encontrará acción, porque así fue mi vida a partir de aquel día de furia.
En Marzo de 2002 las cosas no me iban del todo bien. Estaba quebrado, sin un peso, deudas a granel. Hacia un año que no conseguía un trabajo en serio, venia zafando dando clases y haciendo algunas horas de chofer nocturno de una compañia de remises. No me llevaba bien con mi familia y mis amigos parecían andar como yo. Salía con alguna que otra chica, pero la verdad es que casi siempre prefería estar solo; no se confundan, me encantaba estar con ellas, pero no tenía ganas de hablar con nadie, menos después de hacer el amor (por llamarlo de alguna manera). Podría perder tres o cuatro párrafos mas describiéndoles lo triste que me sentía pero, para que se hagan una idea, solo basta con decirles que hasta el perro me abandonó. Si todo estaba tan mal, a partir de esa noche se pudrió del todo.

La primer persona que maté fué el empleado de la casa de empeños- tipico piringundín donde venden las cosas afanadas- al que le saqué el arma luego de una corta discusión. En esa época andaba en una vieja coupé chevy, si bien estaba un poco destartalada andaba fuerte y el equipo de gnc la hacía económica. Una noche al salir de la facultad me encontré con la ya clásica imagen del vidrio roto. No me sorprendí tanto cuando al otro día me encontré com mi stereo en la vidriera del negocio a la vuelta de la esquina. Solo lo dije una vez: "ese es mi stereo"- una vez. El tipo respondió: "treinta pesos"- respondió el hijo de puta con cara de boludo y cuerpo de grandote a la milanga con papas y huevo a caballo. No sé cómo rompí la vitrina del mostrador con la mano, pero cuando me dí cuenta estaba empuñando el arma... y disparé. Una vez, luego varias hasta que no tuve mas balas. Agarré el estereo y me fuí a dar clases, pero fué la última vez que entré a un aula.


Aldo Baccaro


Continuará.


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