Con o Sin
Se vaya o no se vaya Ibarra, la comisión investigadora de la legislatura porteña ya obró como una comisión acusadora; este grave error, dilata aun mas la posibilidad de que Cromagnon no se repita. Los tristes episodios en construcciones, geriátricos, “accidentes” por negligencia de los últimos meses, nos demuestran que poco se ha hecho para que una tragedia como la de diciembre no vuelva a ocurrir. Ayer mismo,Un hombre y una mujer fueron heridos por una explosión seguida de incendio en un hotel de Olleros al 3100, Colegiales, y terminaron en el Instituto del Quemado. Al parecer, el accidente se debió a una pérdida en una garrafa de gas.(clarín 02/08/05)
En la legislatura de la ciudad duermen expedientes como la reforma de la ley de “violencia en el fútbol”, dado que la actual es impracticable; o justamente la reforma del “código de habilitaciones y permisos”. El razonamiento hubiese llevado, junto con el pedido de juicio político a los funcionarios responsables, a plantear una seria reforma a la normativa en materia de habilitaciones comerciales de locales públicos; pero se puede suponer que un “mea culpa” que significaría esta acción, no seria políticamente correcto a la hora de cargarse al gobierno de Buenos Aires. Cierto es que los inspectores de control comunal no tienen hoy un manual de procedimiento, actuando a criterio personal (según ellos profesional), pero tampoco establece uno la normativa. Para hondar un poco mas, tampoco hay un código, compilación, manual, “lo que sea” que reúna toda la normativa de habilitaciones comerciales. Los inspectores no tienen una clara idea de lo que van a inspeccionar, como cuando lo intentan, la diferencia de criterios es abismal, en un sistema que debería ser igual para todos los comercios.
La sociedad entera debería plantearse un mea culpa luego de Cromagnon, por lo que no hay político y mucho menos dirigente que este ajeno a la responsabilidad. Una defensoria que pide informes pero no denuncia, no defiende, es como el abogado laboral que arregla con la empresa. Una legislatura que no legisla pero acusa; un poder judicial que no investiga pero se defiende pretendiendo legislar con una cargada cuota de autoritarismo. Un ejecutivo sin gestión, impedida según ellos por una campaña sucia y voraz, en la que ellos invierten el dinero de los vecinos sin ningún control, en el presupuesto participativo no se contempló cuotas de publicidad y propaganda. Un ejecutivo que se defiende y acusa, que pretende legislar, pero que no ejecuta. La alternativa planteada por una supuesta oposición política, en épocas de transversalidad, coaliciones, alianzas electorales, es el silencio o la adhesión a las políticas planteadas por los poderes mencionados. El resto de nosotros, una sociedad de corderos, con conducta de chiquero, creyendo en el lobo feroz y pidiendo guillotina.
En la noche en cuestión, quedaban claro al menos dos responsables directos: Alguien que prende fuego el techo del establecimiento a conciencia y alguien que cierra la salida con cadena y candado con el único propósito de impedir el paso. Esto sigue pasando en establecimientos de nuestra ciudad y sigue generando muertos. Esto no se soluciona con campañas de acción psicológica como el Bloque de Legalidad, donde cien inspectores salen a la calle con el único objetivo de labrar la mayor cantidad de actas de infracción posible. Esto se soluciona con acciones concretas, serias, sin intenciones especulativas. Suponiendo el rol paternalista del estado que castiga acciones que lamentablemente son comunes en sus ciudadanos, estamos en una situación donde el padre castiga al hijo pero el hijo no entiende por qué; en la misma línea, se esperaría un sistema de premios que complemente al de castigo.
Nada va a cambiar si no queremos que cambie. Todo se va a repetir si nada cambia.
Lic. Aldo Baccaro
Dni 25 431 602
Aldobaccaro@argentina.com
En la legislatura de la ciudad duermen expedientes como la reforma de la ley de “violencia en el fútbol”, dado que la actual es impracticable; o justamente la reforma del “código de habilitaciones y permisos”. El razonamiento hubiese llevado, junto con el pedido de juicio político a los funcionarios responsables, a plantear una seria reforma a la normativa en materia de habilitaciones comerciales de locales públicos; pero se puede suponer que un “mea culpa” que significaría esta acción, no seria políticamente correcto a la hora de cargarse al gobierno de Buenos Aires. Cierto es que los inspectores de control comunal no tienen hoy un manual de procedimiento, actuando a criterio personal (según ellos profesional), pero tampoco establece uno la normativa. Para hondar un poco mas, tampoco hay un código, compilación, manual, “lo que sea” que reúna toda la normativa de habilitaciones comerciales. Los inspectores no tienen una clara idea de lo que van a inspeccionar, como cuando lo intentan, la diferencia de criterios es abismal, en un sistema que debería ser igual para todos los comercios.
La sociedad entera debería plantearse un mea culpa luego de Cromagnon, por lo que no hay político y mucho menos dirigente que este ajeno a la responsabilidad. Una defensoria que pide informes pero no denuncia, no defiende, es como el abogado laboral que arregla con la empresa. Una legislatura que no legisla pero acusa; un poder judicial que no investiga pero se defiende pretendiendo legislar con una cargada cuota de autoritarismo. Un ejecutivo sin gestión, impedida según ellos por una campaña sucia y voraz, en la que ellos invierten el dinero de los vecinos sin ningún control, en el presupuesto participativo no se contempló cuotas de publicidad y propaganda. Un ejecutivo que se defiende y acusa, que pretende legislar, pero que no ejecuta. La alternativa planteada por una supuesta oposición política, en épocas de transversalidad, coaliciones, alianzas electorales, es el silencio o la adhesión a las políticas planteadas por los poderes mencionados. El resto de nosotros, una sociedad de corderos, con conducta de chiquero, creyendo en el lobo feroz y pidiendo guillotina.
En la noche en cuestión, quedaban claro al menos dos responsables directos: Alguien que prende fuego el techo del establecimiento a conciencia y alguien que cierra la salida con cadena y candado con el único propósito de impedir el paso. Esto sigue pasando en establecimientos de nuestra ciudad y sigue generando muertos. Esto no se soluciona con campañas de acción psicológica como el Bloque de Legalidad, donde cien inspectores salen a la calle con el único objetivo de labrar la mayor cantidad de actas de infracción posible. Esto se soluciona con acciones concretas, serias, sin intenciones especulativas. Suponiendo el rol paternalista del estado que castiga acciones que lamentablemente son comunes en sus ciudadanos, estamos en una situación donde el padre castiga al hijo pero el hijo no entiende por qué; en la misma línea, se esperaría un sistema de premios que complemente al de castigo.
Nada va a cambiar si no queremos que cambie. Todo se va a repetir si nada cambia.
Lic. Aldo Baccaro
Dni 25 431 602
Aldobaccaro@argentina.com
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